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Gimnasia cerebral: despertando el potencial a través del movimiento

blogSi alguna vez has tenido la oportunidad de asistir a una clase en Helen Doron, sabrás de buena mano que son mucho más que lecciones de inglés. Cada una de las actividades que hacemos en el aula están pensadas para despertar el máximo potencial de los niños; es decir, no sólo enseñamos inglés, les enseñamos a aprender. Esto se consigue a través de la adquisición de habilidades que, sin ellos mismos saberlo, multiplican sus conexiones neuronales y mejoran su motricidad, lo que facilita en gran parte el proceso de aprendizaje, no sólo del inglés, sino de todos los aspectos de su vida.

¿Y cómo se consigue esta proeza? Parece muy complicado, pero los niños lo hacen sin darse cuenta, de una forma sencilla y divertida. Ya hablamos en otro artículo sobre la educación multisensorial, la que tiene lugar involucrando todos los sentidos, de forma que el alumno participa activamente en el proceso de aprendizaje y es capaz de recordar mejor los conceptos. En este caso, vamos a hablar de otro elemento clave para fomentar el potencial de los niños en las clases de Helen Doron: el movimiento.

IMG_1627Seguro que como padres o incluso en un primer momento como profesores, os habréis preguntado alguna vez por qué las aulas en Helen Doron no tienen mesas ni sillas. Es muy sencillo: primero, porque el hecho de dar las clases sentados en el suelo, donde los niños y los profesores están al mismo nivel, rompe con el concepto tradicional que tenemos de la escuela, lo que favorece a la hora de asociar el aprendizaje con algo cercano y positivo. Segundo, y más importante, porque el mismo mobiliario supone un bloqueo a la hora de aprender, ya que imposibilita el movimiento. En la mayoría de las actividades que realizamos en clase, los niños se mueven; eso sí, de una forma controlada y positiva, con movimientos que ayudan a completar el ciclo de aprendizaje.

Para entender esto, primero tenemos que tener alguna noción de cómo funciona nuestro cerebro, dividido en dos hemisferios. Cada uno de ellos tiene una serie de funciones y de su distribución, se deriva uno de los factores que más influyen en el aprendizaje, la lateralidad, de lo que es consecuencia la utilización preferente de un lado o el otro del cuerpo (derecho o izquierdo) para ejecutar determinadas respuestas o acciones. Los problemas vienen cuando esta dominancia no es homogénea; es decir, cuando por ejemplo utilizamos preferentemente la mano derecha (para escribir, coger objetos) pero nuestro ojo dominante es el izquierdo (lo usamos preferentemente para mirar por un catalejo o hacer una fotografía), o cuando esta dominancia es tal que el otro lado no prácticamente no funciona. Diversos estudios demuestran que una lateralidad mal establecida puede llevar a problemas de aprendizaje, tales como la dislexia, la disgrafia o incluso a trastornos de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

su-bebe-es-un-genioDespués de esta explicación quizá demasiado teórica, vamos a ver cómo funciona en clase. Para trabajar la lateralidad, Helen Doron se basó en parte en los estudios de Glenn Doman y en las teorías del Dr. Paul E. Dennison, creador del método Brain Gym, un método que además se utiliza de forma sistemática en muchos colegios del Reino Unido, donde ha demostrado tener una eficacia muy alta. Así, en clase, se utilizan continuamente las actividades motoras cruzadas, movimientos que al cruzar la línea central (la que divide los dos hemisferios), activan simultáneamente ambas partes del cerebro, lo que ayuda a la coordinación de ambos lados del cuerpo.

¿Sigue pareciendo muy complicado? Pues se trabaja de forma tan simple como sentándose con las piernas cruzadas, otro de los motivos por los que no hay sillas en el aula. Esta posición, al cruzar la línea central, fomenta el funcionamiento de ambos hemisferios, potenciando la concentración y la relajación. De la misma forma funcionan muchas de las actividades que se realizan en Baby’s Best Start, que consisten en torsión recíproca, es decir, en alternar el movimiento de un brazo y la pierna contraria, por ejemplo. En un cerebro en plena maduración como el de los bebés, estos movimientos facilitan el desarrollo de una lateralidad correcta. En clases con niños más mayores, esto se sigue trabajando activamente con varios ejercicios de psicomotricidad, entre los que se encuentran los Brain Jogs. Estos se suelen realizar al principio de la clase y combinan la repetición de una frase de forma rítmica con el movimiento cruzado. Por ejemplo, los niños se presentan mientras tocan su rodilla izquierda con su mano derecha y viceversa, y después su hombro izquierdo con su mano derecha y viceversa. Lo que puede parecer un juego sencillo para ellos, en realidad está trabajando su lateralidad y además fomenta su concentración para empezar la clase. Los Brain Jogs se usan aproximadamente desde los 3 o 4 años y se van haciendo cada vez más complejos, involucrando más partes del cuerpo.

El movimiento forma parte del aprendizaje, por ello sería una contradicción impedirlo o limitarlo en una clase de Helen Doron. Así, con movimientos positivos y divertidos, los niños no sólo aprenden inglés, sino que además, despliegan totalmente sus capacidades intelectuales de una forma natural y fácil, lo cual es nuestro principal objetivo.

Escrito por Mónica Mendez- teacher en Helen Doron Montequinto

 Para saber más…

Brain Gym. Movimientos para mejorar tu vida. Paul E. Dennison, Gail E. Dennison.

Cómo aprende tu cerebro. Carla Hannaford.

Aprender moviendo el cuerpo. Carla Hannaford.

Bebé en forma, bebé inteligente. Glenn Doman.

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Gimnasia cerebral: despertando el potencial a través del movimiento

blogSi alguna vez has tenido la oportunidad de asistir a una clase en Helen Doron, sabrás de buena mano que son mucho más que lecciones de inglés. Cada una de las actividades que hacemos en el aula están pensadas para despertar el máximo potencial de los niños; es decir, no sólo enseñamos inglés, les enseñamos a aprender. Esto se consigue a través de la adquisición de habilidades que, sin ellos mismos saberlo, multiplican sus conexiones neuronales y mejoran su motricidad, lo que facilita en gran parte el proceso de aprendizaje, no sólo del inglés, sino de todos los aspectos de su vida.

¿Y cómo se consigue esta proeza? Parece muy complicado, pero los niños lo hacen sin darse cuenta, de una forma sencilla y divertida. Ya hablamos en otro artículo sobre la educación multisensorial, la que tiene lugar involucrando todos los sentidos, de forma que el alumno participa activamente en el proceso de aprendizaje y es capaz de recordar mejor los conceptos. En este caso, vamos a hablar de otro elemento clave para fomentar el potencial de los niños en las clases de Helen Doron: el movimiento.

IMG_1627Seguro que como padres o incluso en un primer momento como profesores, os habréis preguntado alguna vez por qué las aulas en Helen Doron no tienen mesas ni sillas. Es muy sencillo: primero, porque el hecho de dar las clases sentados en el suelo, donde los niños y los profesores están al mismo nivel, rompe con el concepto tradicional que tenemos de la escuela, lo que favorece a la hora de asociar el aprendizaje con algo cercano y positivo. Segundo, y más importante, porque el mismo mobiliario supone un bloqueo a la hora de aprender, ya que imposibilita el movimiento. En la mayoría de las actividades que realizamos en clase, los niños se mueven; eso sí, de una forma controlada y positiva, con movimientos que ayudan a completar el ciclo de aprendizaje.

Para entender esto, primero tenemos que tener alguna noción de cómo funciona nuestro cerebro, dividido en dos hemisferios. Cada uno de ellos tiene una serie de funciones y de su distribución, se deriva uno de los factores que más influyen en el aprendizaje, la lateralidad, de lo que es consecuencia la utilización preferente de un lado o el otro del cuerpo (derecho o izquierdo) para ejecutar determinadas respuestas o acciones. Los problemas vienen cuando esta dominancia no es homogénea; es decir, cuando por ejemplo utilizamos preferentemente la mano derecha (para escribir, coger objetos) pero nuestro ojo dominante es el izquierdo (lo usamos preferentemente para mirar por un catalejo o hacer una fotografía), o cuando esta dominancia es tal que el otro lado no prácticamente no funciona. Diversos estudios demuestran que una lateralidad mal establecida puede llevar a problemas de aprendizaje, tales como la dislexia, la disgrafia o incluso a trastornos de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

su-bebe-es-un-genioDespués de esta explicación quizá demasiado teórica, vamos a ver cómo funciona en clase. Para trabajar la lateralidad, Helen Doron se basó en parte en los estudios de Glenn Doman y en las teorías del Dr. Paul E. Dennison, creador del método Brain Gym, un método que además se utiliza de forma sistemática en muchos colegios del Reino Unido, donde ha demostrado tener una eficacia muy alta. Así, en clase, se utilizan continuamente las actividades motoras cruzadas, movimientos que al cruzar la línea central (la que divide los dos hemisferios), activan simultáneamente ambas partes del cerebro, lo que ayuda a la coordinación de ambos lados del cuerpo.

¿Sigue pareciendo muy complicado? Pues se trabaja de forma tan simple como sentándose con las piernas cruzadas, otro de los motivos por los que no hay sillas en el aula. Esta posición, al cruzar la línea central, fomenta el funcionamiento de ambos hemisferios, potenciando la concentración y la relajación. De la misma forma funcionan muchas de las actividades que se realizan en Baby’s Best Start, que consisten en torsión recíproca, es decir, en alternar el movimiento de un brazo y la pierna contraria, por ejemplo. En un cerebro en plena maduración como el de los bebés, estos movimientos facilitan el desarrollo de una lateralidad correcta. En clases con niños más mayores, esto se sigue trabajando activamente con varios ejercicios de psicomotricidad, entre los que se encuentran los Brain Jogs. Estos se suelen realizar al principio de la clase y combinan la repetición de una frase de forma rítmica con el movimiento cruzado. Por ejemplo, los niños se presentan mientras tocan su rodilla izquierda con su mano derecha y viceversa, y después su hombro izquierdo con su mano derecha y viceversa. Lo que puede parecer un juego sencillo para ellos, en realidad está trabajando su lateralidad y además fomenta su concentración para empezar la clase. Los Brain Jogs se usan aproximadamente desde los 3 o 4 años y se van haciendo cada vez más complejos, involucrando más partes del cuerpo.

El movimiento forma parte del aprendizaje, por ello sería una contradicción impedirlo o limitarlo en una clase de Helen Doron. Así, con movimientos positivos y divertidos, los niños no sólo aprenden inglés, sino que además, despliegan totalmente sus capacidades intelectuales de una forma natural y fácil, lo cual es nuestro principal objetivo.

Escrito por Mónica Mendez- teacher en Helen Doron Montequinto

 Para saber más…

Brain Gym. Movimientos para mejorar tu vida. Paul E. Dennison, Gail E. Dennison.

Cómo aprende tu cerebro. Carla Hannaford.

Aprender moviendo el cuerpo. Carla Hannaford.

Bebé en forma, bebé inteligente. Glenn Doman.